El problema y el grave problema de la moral y de la moralidad es armonizar los actos buenos y las virtudes buenas con las situaciones concretas, no solo del individuo, sino del momento social y epocal y del lugar.
Los que llevan toda la vida en relación, a los temas de la moral y de la ética, de la conducta de lo bueno y lo no-bueno y lo malo y la maldad, en el fondo se encuentran con graves dificultades. Siempre recuerdo a un profesor jesuita, ya de más de setenta años, que indicó: “estudian filosofía y teología, hacen el doctorado, y, creen que saben algo de moral. Y, nosotros llevamos décadas y, ahora parece que estamos empezando a saber algo”.
Siempre recuerdo esa idea, no frase literal, porque han pasado muchas décadas, pero siempre me viene a la memoria, cuándo alguien habla de moral o ética, de un problema concreto, y, cuando lo hago yo. Quizás, no sea buenos tiempos para la lírica, según versión popular. Pero todo el mundo tiene una moral o ética, mejor estructurada o peor, mejor en sí o peor, más verdadera o menos, más bondadosa o menos…
Pero de la austeridad apenas se habla ahora. Parece que las civilizaciones europeas se han olvidado de ese concepto, quizás saben, que si no se consume, no hay producción, y si no hay producción, no hay empleo. Y, entonces, estamos divididos por dentro.
Pero la austeridad, siempre se decía que Castilla era la tierra de la austeridad, austeridad en el paisaje, austeridad en los rostros –que no falta la sonrisa-, austeridad en las palabras, austeridad en los actos, austeridad en los deseos, austeridad en los fines.
Si, pienso que Castilla ha sido la tierra de la austeridad, y, creo, que eso permitió hacer el imperio español y la gran literatura del siglo de Oro, y la mística-ascética de la misma época. Dirán que fue el deseo de oro, poder, riqueza, fama, ostentación, cargos nobiliarios y administrativos… Todo eso. Pero no olvidemos que en el siglo diecisiete en América del Sur, en algunas regiones, vivían mejor que en la Mancha de aquel tiempo…
El notable articulista, periodista, ejecutivo, ahora se diría CEO, Alex Grijelmo redactó y publicó una columna titulada: Austeridad: nueva acepción. En la que combina acepciones/versiones de la lengua y del léxico y de las palabras y de los contenidos.
Al final, las palabras nos ponen frente al espejo de los contenidos, las palabras como forma o signos, nos llevan a contenidos y conceptos e ideas. Las palabras nos dicen cosas de las realidades, nos dicen cosas de nosotros mismos. Las palabras nos afectan y desafectan. Pensamos y sentimos y deseamos con las palabras, pero no solo con las palabras. Ya sé que la filosofía analítica y similares del siglo veinte, pusieron como nota final, que la palabra era todo y lo último y la esencia del pensar…
Yo, yo pienso que es cierta dicha acepción, pero hay algo más dentro, que nos lleva a las palabras, las palabras no son el signo último, aunque si son esenciales. Algo hay dentro de nosotros mismos, que están antes de/que las palabras –pero esto es una hipótesis de una corriente del pensar, no sé si es la verdad, pero el cerebro nos habla antes, que las mismas palabras, nos habla de muchas formas, algunas sin ser conscientes nosotros mismos, el cerebro se habla consigo mismo, según indican, y, el cerebro consciente o conciencia o consciencia, no es consciente…, demostración de que antes de las palabras conscientes o semiconscientes, hay algo más, hay algo antes…-.
Un artículo es un barco que se envía a otros ojos, otras carnes, otras almas, un barco de ochocientas palabras, que un recibidor-lector tarde/tarda tres minutos en leerlo, y, si es posible, lo vaya rumiando durante diez o doce horas de/l/ese día. Que sea carpintero o jardinero o ejecutivo, de vez en cuando, recuerde alguna frase de ese artículo o poema en prosa, que le ha planteado, quizás, en alguna frase, oración, enunciado, concepto, idea, imagen alguna aportación. No debemos engañar al hipotético lector-a, no debemos hacerle perder el/su tiempo. Sé que lo que incentiva, es la política y la economía. Pero qué es la política y la economía sin palabras. Que es sin austeridad…
Hecho en falta más austeridad, de los seres humanos, de los que caminan con sus huesos y sus carnes y sus almas por la calle, como yo o como usted. Tengan el papel que tengan, sean de gran cultura o de mediana, sean de buenos dividendos finales mensuales o sean de los medianos. Porque la austeridad es un mar que besa y embellece todos los actos y todas las virtudes.
Hecho en falta más austeridad, austeridad en el ver, austeridad en el percibir, austeridad en el sentir, austeridad en el desear, austeridad en el hablar, austeridad en… ¡Paz y bien…!
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