Imaginemos una persona que desea ser columnista diario de un periódico nacional, de una agencia de noticias, de un grupo de medios regionales y locales qué tiene que hacer.
Imaginemos que en forma de autoedición, modesta y sin venta, ha publicado siete tomos, tres mil setecientos artículos-columnas periodísticas. De ellos tres mil trescientos en unas decenas de medios digitales de distinta audiencia –pero sin cobrar ni un céntimo de dinerito-.
Imaginemos que ha publicado durante lustros, en autoediciones personales miles de páginas de una obra-título…
Imaginemos que le avalan varios títulos oficiales académicos.
Imaginemos que ya tiene una edad no joven, ni mediana, ni adulta mediana, sino que ya está en la última trayectoria de su biografía o vitagrafía.
Imaginemos que siempre ha deseado ser un escritor-pensador y que el artículo es una manera o muestra de ello, la columna periodística de opinión como esa combinación de literatura y filosofía e información periodística…
Imaginemos que piensa y siente, siempre lo ha percibido, que podría completar y complementar el periodismo actual, que es más hijo cultural de Ortega y Unamuno y Alain y todos los que antes y después han traído ese arado de mezcla de información y actualidad y poesía y pensamiento…
Imaginemos que lleva cinco décadas en esto de la escritura, observación, análisis y pensamiento de diversidad de temas, con unas ópticas predominantes literaria, filosófica, artísticos plásticas…
Imaginemos que después de muchos intentos durante lustros, su pequeño o mediano o gran sueño, sería publicar en un medio nacional… de forma rutinaria y diaria, intentando esa combinación de análisis y racionalidad literaria más filosófica y, con temas de actualidad o actuales en sentido amplio –porque no solo de pan vive el hombre y la mujer-.
Imaginemos que en sus sueños alocados y dislocados piensa que podría, si le diesen la oportunidad, ser considerado uno de los grandes columnistas de este género en su sociedad y en su país, de estos dos últimos siglos…
Imaginemos que durante toda la vida ha tenido ese pequeño sueño, combinar el periodismo del columnismo con la literatura y la filosofía y el arte plástico. Y, en ello ha estado una gran parte de su existir y su existencia…
Imaginemos que en forma de correo electrónico o en forma de carta con incorporación de disco electrónico ha enviado a decenas y cientos de cabeceras, de todos los colores y formas y de todas o casi todas las regiones que todavía conforman esta sociedad y país y nación y Estado.
Imaginemos que ya no sabe a quién debe dirigirse, y, aunque sabe que tiene ya una edad no mediana, pero también tiene mucha experiencia en los ojos y muchas lecturas en la mirada y muchos análisis en el vientre de su ser…
Imaginemos que puede pensar y presentir que no solo los humanos necesitan análisis políticos, que podría hacerlos, sino también, de mil facetas de la vida y de la existencia. Y, la persona que bucea en un periódico, aunque no lo crean, pueden agradecer otros temas y otras temáticas y no solo lo novedoso y actual. Porque existen muchos paladares y en los hipermercados existen muchas marcas de un mismo producto…
Imaginemos que ya no sabe a quién dirigirse, del organigrama de las cabeceras, ya ha escrito al director, a los directores adjuntos, a los jefes de redacción, a los jefes de opinión, y, quién sabe si a alguna hormiga que ha pasado por esos lares. Incluido a alguno y algunos articulistas de ese medio, por si desean, mostrar el curriculum a la persona del medio que crean conveniente…
Imaginemos que existe una persona así, qué tiene que hacer, a quién se tiene que dirigir, o, debe abandonar su pluma electrónica y sus cartas y, decirse, bueno, dormiré los últimos meses y años de su existir en este aire. Y, decirse ya lo he intentado muchas veces. Ya es hora de descansar…
Imaginemos…
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero