¿Se puede hoy escribir, pensar, razonar, argumentar, siempre con el máximo grado de tolerancia y piedad y misericordia, para quién no esté de acuerdo en la teoría y en la práctica, que algunas prácticas y conceptos sobre la sexualidad no son totalmente morales, ni ética, ni espiritualmente?
La realidad es que no me atrevo a escribir sobre una serie de temas, de diversidad de órdenes de la realidad, no solo sexuales. Por lo cual, me tengo que preguntar a mi mismo, como un escritor-observador-pensador que no se atreve a escribir sobre una serie de temas, por diversas razones, especialmente por la reacción de algunos colectivos, o por ser tomado de tal o cual cosa.
Un escritor así, no se merece llamarse escritor, porque no ejerce su libertad de pensamiento, de conciencia, de expresión. Incluso si la legalidad y la moralidad vigente, lo permiten.
Ciertamente, debo indicar, que si personalmente, no escribo, digamos sobre un número de temas, la mayoría de escritores no lo hacen sobre una multitud más grandes de cuestiones.
No deseo ofender a nadie, pero nadie está de acuerdo totalmente, con el resto del mundo. Unos, unos sobre unos temas, piensan de una manera, y otros, de otra…
Hay que aceptar la libertad de pensamiento, propia, y la del otro, aunque la de la otra persona, no esté de acuerdo contigo…
– ¿¡Hoy no se puede hablar, ni tampoco escribir, lo que durante siglos, en una ética y moral racional y en una religiosidad mínima se ha admitido!?
¡¿Hoy, lo que se denominan ofensas a la castidad, ofensas al matrimonio, principios derivados del sexto mandamiento, que durante siglos se han admitido como errores morales, en mayor o menor medida, sin negar otras circunstancias, y también errores espirituales o faltas morales graves, hoy, o no creemos que sean tanto error, o no nos atrevemos a defender que son errores, sea en la vida cotidiana, sea frente a la sociedad, menos aún escribirlos, e incluirlos en ensayos, sean de ética o sean de moralidad o sean de religiosidad o sean de filosofía!?
¡¿Porque no distinguimos entre otras realidades, que una cosa es que un modo de comportamiento sea un error moral o espiritual, y otra muy distinta, que después pueden intervenir, multitud de variables o circunstancias que limitan el grado de responsabilidad subjetiva de ese acto o de ese hábito, y otra diferente, es que aunque un acto o hábito sea negativo o malo, moral o religiosamente, por eso, a la persona que realiza ese acto, hay que tenerle piedad o conmiseración o misericordia, en la tradición cristiana, se “sanciona el error moral, el pecado, pero se compadece del pecador”?!
¡¿Sea como sea, la mayoría de intelectuales o pensadores o escritores o filósofos, no tratan de estos temas, o si lo hacen, siempre es siguiendo la corriente actual, que acepta, en el nivel teórico y en la práctica, muchas formas de comportamiento y de actos y de hábitos, en multitud de terrenos, incluida la sexualidad, que durante siglos, se han considerado inmorales…!?
¡¿Al final, nos puede estar sucediendo que solo escribimos y publicamos, los intelectuales, filósofos, escritores de temas que tienen la aceptación mayoritaria, y con el tono y la vertiente y la dimensión y la perspectiva de la óptica de la mayoría o de cómo corren o vuelan los vientos del momento…!?
¡¿En definitiva, no permitimos, porque las nuevas generaciones, vivirán y existirán en un mundo coloreado de determinado modo y manera, y nunca oirán que ciertos actos o hábitos, pueden ser interpretados por morales de siglos, diríamos tradicionales, como actos no correctos moral o espiritual o psicológica o afectivamente…?
– ¡¿No es lo mismo aceptar por tolerancia y libertad y conciencia personal, los actos o hábitos de una multitud de la diversidad humana, y por otro lado, no aceptar teóricamente que esos actos o hábitos sean positivos o buenos, sino negativos o deficientes o defectuosos o malos…?!
¡¿Se puede aceptar por tolerancia y libertad la ebriedad de personas, pero no por ello aceptar que la ebriedad, por salud física, psíquica, social, familiar, moral y espiritual y económicamente sea una aptitud y acto y hábito bueno y positivo…!?
– ¿¡ Se puede indicar hoy, que son ofensas a la sexualidad, y por tanto, a la unidad profunda del ser humano consigo mismo, a la castidad, lo que durante siglos se ha tipificado así, sin entrar en casos personales y sus circunstancias: la lujuria, la masturbación, la fornicación, la pornografía, la prostitución, la violación, otras concepciones sexuales como práctica no como tendencia!?
¡¡Se puede hoy señalar que son ofensas a la sexualidad y a la esencia del matrimonio: el adulterio, el divorcio del conyugue que lo realiza no el que lo sufre sin culpabilidad, la poligamia o poliandria, el incesto, el escándalo sexual, el abuso a niños o niñas, la unión libre, la “unión a prueba”…?!
– ¡¿Todos los seres humanos, caen o han caído o caemos en algunas de esas maneras o formas o variedades de sexualidad, no totalmente correctas, según la moralidad tradicional, y todos los seres humanos, tienen cerca de ellos, afectivamente, en el sentido de la familia amplia, algún miembro que acepta alguno de esos comportamientos, que piensan son lícitos e incluso morales y correctos, y que la sociedad, en multitud de sus entidades prácticas y conceptuales los amparan?!
¡¿Pero se pueden aceptar todos esos actos, hábitos de relación sexual correctos, a y en todos los sentidos, psicológicos, moralmente, espiritualmente, socialmente, etc., aunque se acepten como tolerancia y libertad del individuo!?
¡¿Porque la sociedad, incluso la legalidad, puede admitir muchos comportamientos, y no sancionarlos, por diversos motivos y razones, y también, la sociedad aceptar multitud de aptos y aptitudes, por tolerancia y respeto a los individuos, pero saber y entender, que no son correctos, ni moralmente, ni espiritualmente, ni psicológicamente, etc.?! ¡¿El ejemplo de la ebriedad…!?
¡Nadie se ofenda, porque a nadie, individuo o colectivo o ideología, se quiere o se desea ofender…! ¡Pero este es el trabajo del escritor, presentar temas y cuestiones, que pueden gustar o no, sea a los poderes reales o fácticos, a un estrato social o a otro, a un colectivo o a otro, incluso a si mismo…!
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