Noticias Tenerife Jesús Millán Muñoz | ¿Cómo explicar el problema del mal y del Mal, I?

Jesús Millán Muñoz | ¿Cómo explicar el problema del mal y del Mal, I?

¿Cómo explicar el enigma y misterio del mal en Eurasia en el siglo veinte? ¿Cómo explicar Auschwitz y Kolyma, por poner dos prototipos? ¿Cómo explicar los genocidios sucedidos en el siglo veinte, sin olvidar los de siglos anteriores? ¿Cómo averiguar las causas del mal, de este mal organizado y sistematizado, en nombre de una bandera o de otra, para poder entenderlas, e intentar, que no vuelva a repetirse…?

Parto del concepto, que en ciencias sociales y humanidades, los estudiosos y creadores e investigadores e intelectuales, no llevamos un método, suficientemente científico social. O dicho, de otro modo o de otra manera, el método hipotético deductivo de Galileo, en todas sus variaciones posteriores, no se tiene en cuenta.

No se analizan, todas las causas posibles, pequeñas o grandes, todas las razones, sean reales o no, indicadas por cualquier persona o entidad. Dicho de otro modo, si queremos estudiar este fenómeno, el investigador o equipo que lo aborde, tiene en un papel, empezar a escribir, las docenas de razones o motivos o causas, que la historia o los testimonios han ido indicando a lo largo de las décadas, de este fenómeno o semejante. Y después, que se tenga esa lista, siempre abierta a nuevas razones, entonces, se analiza las interacciones entre ellas, y cómo pudo influir, esa combinación de causas en dicha realidad.

Mientras no se aborde estos fenómenos, de esta forma o manera, u otras realidades sociales, mientras no se haga así, nunca encontraremos, de verdad, las múltiples combinaciones y relaciones y causas y concausas, y el valor o cantidad o calidad de cada una, en el fenómeno concreto…

Fueron causados en sistemas no-democráticos. Por lo cual, la sociedad, su capacidad de reacción es muy inferior, que en sistemas democráticos, aunque éstos sean parciales.

Solución para que no vuelva a suceder otra cosa parecida, que el sistema equis o zeta, no termine en una no-democracia. Aunque haya diferentes grados de no-democracias.

Los máximos líderes, sufrieron enormes heridas y traumas, psicológicos en la infancia y adolescencia, por lo cual, se le suma una no-democracia más líderes, en mayor o menor grado psicópatas o semipsicópatas.

Solución posible, los máximos líderes de una entidad sociopolítica, deben ser estudiados y analizados su salud psicológica.

Máximos líderes que tomaron el máximo poder en una edad, relativamente temprana. Por lo general, sin haber pasado antes por mandos de responsabilidad intermedios o altos. No tener suficientes estudios terminados universitarios.

Solución, que los máximos líderes tengan estudios superiores, que tengan a la hora del acceso al máximo poder, una edad mínima, al menos cincuenta años. Que hayan pasado por mandos intermedios y altos de la responsabilidad política, y por tanto, experiencia, los de su propia ideología y los de fuera, tengan conocimientos de cómo actúan en diferentes responsabilidades…

Si los máximos líderes, reales o en el poder, o potenciales, antes de esa situación, en escritos o en conversaciones públicas o privadas se muestran muy radicales en un punto. Aunque después, cuándo están a punto de tomar el poder, “cambien el discurso, y se muestren, ya no como lobos sino como corderos”. Ese cambio no es creíble, no puede evolucionar tanto, una persona o entidad, que hace cinco o diez años era de tal forma, y después, se muestra de otra. Cuándo indicaba la verdad, hace diez años o ahora en estos momentos.

Solución, personas o entidades colectivas, con esos cambios de rumbo no son creíbles, por lo cual, el pueblo o la mayoría o los votantes, tienen el deber de informarse bien, pero también, de ser prudentes y precavidos. Las personas evolucionan, pero en las convicciones profundas, sociopolíticas, no tanto, en un tiempo más largo, después de experiencias graves, etc.

Si en nombre de una idea o sistema ideológico, se conculca o se le quita a una persona un derecho esencial, por lo general, no suele anularse un derecho solo, sino una serie de derechos esenciales. Una grave injusticia a un individuo o a un grupo de individuos, en mayor o menor medida, no se “produce por la negación de un gran derecho de la persona, sino de varios”. Cuándo se llega a ese nivel, el peligro está rozando la caída en el abismo…

Solución, negar el orden legal y moral del momento, casi siempre, conseguido con una evolución de siglos, tanto el legal y el moral, es un error enorme y grave. Cierto que los negadores de esos sistemas legales y morales, que la tradición ha ido materializando y cristalizando, a lo largo de siglos, puede que no lo acepten, o que los fines concretos o metas que buscan, les conviene. Pero violentar ese orden, de siglos, principios jurídicos o principios morales o principios morales-espirituales, aceptados por la prudencia, el sentido común, la racionalidad, es abrir la puerta de Pandora…

Si los líderes máximos de un sistema sociopolítico, y las entidades que lo respaldan, caen en sistemas no-democráticos, en mayor o menor grado, se creará una escalera-laberinto de poder, que crearán leyes desde el poder y los poderes máximos hasta los niveles más inferiores. Cómo son sistemas no-democráticos, la sociedad, en todos sus elementos de contraprestación o compensación o equilibrio contra el poder y los poderes, no podrá ejercerlo. Por lo cual, grandes o medianas o pequeñas leyes, justas o injustas, a favor o en contra de los derechos humanos básicos o secundarios, se irán extendiendo por toda la cadena de mando. Con consecuencias imprevisibles. Porque la ruptura de un derecho esencial, lleva consigo el deterioro de otros, y la destrucción de otros…

Solución, el poder y los poderes máximos de un Estado tienen que ser siempre equilibrados y armonizados o limados, por los poderes de la sociedad. De ese modo, se consigue como una especie de balanza en equilibrio. O, al menos en mayor equilibrio. De ese modo, el poder máximo y sus poderes máximos y sus cadenas de mando, no son absolutas, sino relativas, y por lo cual, si una “ley” es injusta la sociedad, con todos sus poderes intermedios, pueden equilibrarla, limarla, matizarla, y sus consecuencias, sean menores, tanto buenas como malas… Y, y eso, que puede parecer un error, es el mayor acierto, de las democracias, incluso las limitadas…

Por: Jesús Millán Muñoz.

 

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