Según indica el periódico digital La Jornada, del 12 de abril del 2009, Dalí y otros pintores realizaron una ilustración del Apocalipsis de San Juan. Estaba valorado a primeros de siglo por diez millones de euros. Es un ejemplar único, un libro único, una obra de arte o libro de artista o libro iluminado o libro-catedral, como algunos lo titulan.
– El Apocalipsis de San Juan, de la década de 1960, pesa 210 kilos, mide 75 cms. de alto por 60 de ancho. Consta el texto de 95 mil letras caligrafiadas (500 en oro) sobre doscientos pergaminos, seleccionados entre trescientos mil pieles de cordero. Editado en 1961 por Joseph Foret, está ilustrado por siete pintores además de Dalí, Buffet, Tremois, Foujita, Fini, Mathieu, Zadkine.
La cubierta es un bajorrelieve de bronce de Dalí, cuyo peso es de ochenta kilogramos, donde se incrustaron catorce variedades de piedras preciosas. Propietario de dicha obra es el griego Christian Karoutzos. Fue realizada en veinticinco talleres especializados de diversas temáticas, semejante a los scriptorium medievales, que exigían tener especialistas y artesanos en distintas materias materiales y técnicas.
Además dicha obra está completada y complementada por los escritos o textos, en prosa o en poesía de los siguientes autores: Giono, Jungüer, Röps, Cioran, Cocteau, Guitton, Rostand.
El texto del Apocalipsis fue traducido por el padre Boismard de la escuela bíblica de Jerusalén. La caligrafía por Micheline Nicolas.
Todos estos datos tomados del artículo que arriba menciono y no encuentro el nombre del autor, porque hay que darle el mérito a cada uno, dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.
– A mi modo de ver, como en otros artículos he indicado la necesidad, que hoy, el arte y la cultura podría intentar retomar e “ilustrar y miniar o pintar” libros, igual que en la edad media. Es decir, libros únicos, y éste ejemplar, es un ejemplo, claro y evidente. Este es como un libro medieval iluminado o ilustrado o pintado de la Edad Media.
Ciertamente, me dirán que los “libros de artista”, género diríamos de hace unas décadas, cumple esta función. Pero por lo general, algunos libros de artista, pueden responder al epígrafe anterior, pero otros, están pensados para realizar una diversidad de copias y por tanto, tienen otro carácter, sin negar su valor.
Este Apocalipsis de San Juan que comentamos además, es uno de los libros más grandes, en tamaño del mundo, y desde luego, uno de los libros de la Biblia más grande en tamaño y peso.
Estimo que los autores plásticos actuales y futuros, podrían entre tanta diversidad de géneros en los que realizan y construyen obra plástica, uno más podría ser éste. Es decir, libros con texto escrito, iluminados o pintados o ilustrados, pero libros únicos. El primer ejemplar, el libro original, aunque después, se podrían hacer copias facsimilares, igual que se hacen de los códices medievales… Esto podría constituir un “subgénero más en el arte plástico”. Creo que ofrecería posibilidades de desarrollo. Ciertamente, aunque no puedan ser tan lujosos, ni valiosos en materiales y en pergamino y en joyas como la obra que comentamos. Pero si podrían ser sobre papel…
También es cierto, que cuándo se “crea un concepto”, en este caso se “recupera”, ya que esta idea o realidad es medieval, ciertamente porque entonces no existía la imprenta de tipos móviles. Pero cuándo se acepta un nuevo concepto o taxonomía o clasificación, se empieza a percibir el mundo de otro modo. O dicho de otra manera, si se aceptase esta realidad, la posibilidad de un nuevo “subgénero artístico el libro ilustrado o pintado único”, al estilo de los medievales, pero con estéticas y tendencias actuales.
Decía, que cuándo se acepta dicho concepto o este nuevo concepto, empezarán a buscarse y encontrarse, obras, libros únicos, con textos y con dibujos o pinturas, y esos libros, se denominen libros de artista, ejemplares únicos o libros únicos, o se denominan libros objeto o se denomine libros-arte. Cuándo se busca se encuentra.
Es decir, cuándo se conoce un individuo de una nueva especie biológica. Se empieza a buscar y se encuentran otros ejemplares, en otras zonas o nichos ecológicos del mundo. Quizás, en este caso, de autores plásticos no solo de primera fila, como el libro que comentamos, sino de tercera o quinta o décima. ¡Ahí queda el guante para críticos de arte, marchantes, curadores, directores de museos, gestores culturales, comisarios…!
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