Presidente del Cabildo de La Gomera y diputado de ASG en el Parlamento de Canarias.
A la hora de afrontar el estudio de una carrera o ejercer una profesión determinada es fundamental que sintamos esa energía motivadora que conocemos como vocación. Una gran fuerza que hace que nos sintamos vivos y sobre todo, orgullosos de la labor que desempeñamos. Cuando comencé en política, siendo muy joven, lo hice para trabajar por y para las personas. Esa fue mi motivación y a día de hoy, 30 años más tarde, sigue siendo mi único motor.
Hace dos semanas que Canarias tiene nuevo Gobierno. Un ejecutivo diseñado a tal fin con el firme propósito de construir una Comunidad Autónoma de iguales en la que la realidad insular no sea una barrera para entender que todos los canarios, independientemente de donde residimos, tengamos los mismos derechos.
No es sencillo que esta igualdad, entendida como solidaridad, sea aceptada por vertientes sociales de otros puntos del Archipiélago, pero no es menos cierto que las cosas han empezado a cambiar y, ahora, con ASG formando parte de este Gobierno, parece que la realidad de estos territorios que sufren la doble insularidad comienza a ser comprendida. Que los gomeros, palmeros o herreños tengan acceso a los mismos servicios con la misma calidad que el resto de los canarios seguirá siendo nuestro caballo de batalla, a la vez que atender a los más vulnerables, sea cual sea la isla en la que viva.
Entre muchas de las características de esta realidad figura la lucha incansable por el bienestar de los ciudadanos. Cuando hablamos de personas, nos referimos a cientos de familias que buscan en las instituciones un lugar de respuesta y no un muro infranqueable, que se empeña en desesperarnos ante una respuesta. Las administraciones públicas deben mantener siempre sus puertas abiertas, incluso en vacaciones, para atender a los ciudadanos y tender puentes con otras instituciones para mejorar, entre todos, la vida de nuestra gente.
Y digo todo esto, porque hace unos días, el Cabildo de La Gomera resolvió más de 400 ayudas sanitarias para los ciudadanos de la isla. Son pequeños gestos que van en sintonía con esa respuesta que una administración tiene que dar al ciudadano y que, en el caso de esta isla, las hemos situado como una prioridad irrenunciable, porque aminorar la carga económica de las familias, cooperando con la adquisición de material protésico, lentes de contacto o intervenciones quirúrgicas, forma parte de la que podría denominarse como cartera básica ciudadana.
No es una idea surgida de la nada. Surge de la funcionalidad que tienen para ir de la mano de las familias más vulnerables. Es justo que gran parte de la capacidad inversora de los administraciones más cercanas al ciudadano se dedique a programas que repercutan, directamente, en su bienestar. Por ello, lamento que a día de hoy algunos continúen desubicados en la labor política, que no sepan para qué les ha puesto el pueblo y que sigan perdidos entre disputas partidistas y egos de poder.
Aprovechemos el lugar en el que nos ha colocado la ciudadanía para dar respuesta a sus inquietudes, a sus problemas y a sus necesidades. No tenemos tiempo alguno que desperdiciar entre rencillas que sólo logran debilitar a la democracia y perder la confianza de los ciudadanos. Discutamos menos entre nosotros y escuchemos más a nuestros vecinos. Ellos son los que tienen la llave de la democracia, por lo que tienen que estar siempre en el centro de todas nuestras políticas. La gente es lo primero.