Santiago Paz Núñez, retratista maestro del arte del lápiz y el carboncillo, patagónico de nacimiento y residente en el Sur de Tenerife desde 1982 nos dejaba ayer a los 88 años.
Santiago Paz nació en Comodoro Rivadavia, pueblo de la áspera Patagonia Argentina a la que Darwin denominó Tierra Maldita sobre todo por los fuertes vientos constantes y la aridez más absoluta de su paisaje .Después de innumerables vueltas por el mundo que lo llevaron a realizar un viaje de 4 años por las Américas desde la Patagonia hasta Canadá y vuelta -con una larga escala en Panamá durante la Guerra de Corea- con su lápiz, su bloc y su guitarra clásica como únicas armas, recaló en Palma de Mallorca donde se estableció en 1971. Aunque autodidacta en el dibujo y la pintura en Palma acogió las enseñanzas del pintor uruguayo Edgardo Ribeiro, discípulo a su vez del maestro Joaquín Torres García. Entre sus influencias más apreciables figuran el también catalán Ramón Casas I Carbó, John Constable, Mariano Fortuny, o Toulouse Lautrec entre otros.
Tras un largo periodo de aprendizaje que lo llevó a perfeccionar una paleta de tonos sobrios con los que hizo retratos al óleo como Campesino Mallorquín de 1980 o diferentes retratos a figuras relevantes de la sociedad mallorquina decide emigrar a Tenerife y establecerse como pintor de hotel en el área de Arona y Adeje. Luego de una estancia larga en los hoteles Sol Tenerife y Guayarmina Princess Santiago Paz entra como retratista residente en el Gran Hotel Bahía del Duque en 1993 y hace de ese mágico recinto su hogar hasta su retiro a los 81 años. Así describía su lugar de trabajo: “éste es mi rincón donde todo es artístico y poético, especialmente en el Bar Azul, entre niños, pavos y rumores de palomas”.
Por esos mismos pasillos Santiago pudo retratar y confraternizar con figuras míticas como Brian May el guitarrista de Queen, leyendas del deporte como Jorge Valdano, Diego Simeone o Michael Schumacher, empresarios como Antonio Portabella Rafols de Danone o políticos del fuste de Johannes Rau expresidente de Alemania o Hugo Chávez – a quien retrató en el año 2000 al natural en el recinto del hotel- .
Sin embargo le quedó un regusto amargo al no poder retratar a Fidel Castro en una reunión relámpago que el Comandante realizó a Tenerife el 15 de junio de 1996 para encontrarse con Román Rodríguez y la familia Zamorano del grupo Cita, pero al menos se quedó con la satisfacción de haberle hecho llegar a posterior un dibujo del padre del Ché Guevara, Ernesto Guevara Lynch, que, a buen seguro estará hoy en manos de su hermano Raúl. El secreto de Santiago siempre fue: “si se hacen las pequeñas cosas como grandes cosas se podrán llegar a hacer las grandes cosas como si fuesen pequeñas”.
