Noticias Tenerife Aday Amorin insta a reducir el aforo de las playas esta temporada “El mejor rescate es el que no se debe hacer”

Aday Amorin insta a reducir el aforo de las playas esta temporada “El mejor rescate es el que no se debe hacer”

El presidente del Observatorio Español de seguridad acuática y ahogamiento Aday Amorin matiza que el COVID-19 multiplica los riesgos para los bañistas y socorristas en nuestras costas.

Evitar contactos con la boca y la nariz del ahogado afecta al rescate y hace más necesario que los socorristas usen EPI.

Aday Amorin  insta los Ayuntamientos a reducir el aforo de las playas esta temporada: El mejor rescate es el que no se debe hacer.

Los Ayumtamiento de Canarias costeros del país ya planifican cuándo y cómo abrir sus playas al público el verano de este año, durante la crisis por el COVID-19. Si no se hace de la forma adecuada, la vuelta a las playas puede suponer un riesgo para el control de la pandemia, pero también para la seguridad en el interior de las mismas.

Amorin , explica cómo las administraciones deben proteger a los socorristas y, por tanto, a los bañistas esta temporada y garantizar su seguridad en nuestras costas.

Amorin lamenta la falta de existencia de equipos de protección individual adaptados al agua. Esto comporta que los socorristas deban evitar el contacto con la boca y la nariz del bañista mientras lo rescatan del mar y lo asisten en la arena después, cosa que afectará a la eficacia de todo el rescate porque el contacto no se hará de la manera adecuada.

Además, el socorrista, que “normalmente realiza sus tareas tan solo protegido con un bañador”, “no comprobará de manera directa si la persona respira ni podrá realizar ni compresiones torácicas ni ventilar al ahogado ya que ello comportará una proximidad peligrosa a boca y nariz”. Para ello, deberá esperarse a “un equipo secundario, que debe ir equipado con bata, mascarilla, pantalla y guantes” para que le asista.

Normalmente, los servicios de salvamento y vigilancia de playas cuentan con mecanismos para evitar posibles contagios de enfermedades en la práctica del boca a boca cuando esta es necesaria. Es el caso de las mascarillas con filtro antirretorno, que permiten que el socorrista insufle aire, pero no que respire el exhalado por el ahogado. Sin embargo, la alta capacidad de contagio del COVID-19 “hace que estas mascarillas sean insuficientes” y no se deban usar, por lo que las opciones de rescate se reducen.

Todo ello hace más necesario todavía equipar a estos segundos equipos con EPIs, de acuerdo con este experto. También que los socorristas dispongan del resto de elementos necesarios que permitan asistir al bañista y hacerlo con seguridad para ambos porque, de lo contrario, “comportará un detrimento en las posibilidades de supervivencia de la persona ahogada y un riesgo inasumible para el socorrista”.

Esto pasa por limitar la afluencia de personas en las playas, reduciendo su aforo. Los socorristas vigilan habitualmente “un área enorme”, playas de más de 300 metros de largo y 200 de ancho. Unas dimensiones que Amorin defiende que se reduzcan para “focalizar la vigilancia en un espacio más pequeño”.

Así la mejor solución de todas: evitar ahogos. Parte fundamental de las tareas de los socorristas consiste en vigilar a los bañistas para corregir conductas de riesgo y prevenir accidentes, por lo que todas estas medidas facilitarían que no se produjeran ahogos. “El mejor rescate es el que no se debe hacer”, Aday Amorin

 

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