Noticias Tenerife Historia del primer perro, “Sanyeleguinstonmaspascaredofisomenín”. Sanye

Historia del primer perro, “Sanyeleguinstonmaspascaredofisomenín”. Sanye

Por Juan Santana.

Aquella tarde llegamos a casa y encontramos al perro pelo negro brillante, un pelaje de cuatro cinco centímetros, buen carácter, mirada de buen rollo y sentimos que no pensaba alejarse de nuestra casa. Miramos a los lados, por si venía alguien a buscarlo, pero parece que el destino estaba marcado. Comenzamos a darle comida y cariño, es decir, nace un nuevo familiar por los años 1.983 /84 y poco a poco, fue aprendiendo hacer sus cosas por sí solo, sin nadie enseñarle. Cuando sonaba la sirena del colegio a las dos de la tarde, corría en busca de mi hermano Teo a esperarlo en la puerta del colegio y llegaban juntos. (Disculpa la poca calidad de foto adjunta)

A veces llegaba a casa y solamente estaba el perro, inconscientemente preguntaba a Sanye, ¿Dónde está la family? y luego decía, ¡Jo!, es un perro y los perros no hablan. En esa época fumábamos porros y Sanye, sin nadie enseñarle, pegaba la nariz al humo de la hierba y luego nos reíamos, porque siempre hacía lo mismo, tirarse en el suelo boca arriba, más a gusto que un pato. Había otro perro amigo, callejero total y le pusimos, “Mecánico”, porque tenía la costumbre de estar siempre durmiendo bajo los coches. En esa época el Ayuntamiento de Santa Lucía, en el sur de Gran Canaria, pagaban quinientas pesetas por cada perro que entregaran a la perrera, porque tenían una campaña de limpieza de perros callejeros.

“Dicen o decían”!, que luego los perros eran sacrificados y cuando el río suena, algo lleva. Había un señor, que no recuerdo su nombre con la fea costumbre de cargar un camioncillo de perros, para pagar sus copas de ron y otros gastos. Le advertimos, que jamás cogiera a Sanye ni a Mecánico, porque podía haber problemas y parece que olvidó este mensaje, ya que un día, un hermano mío encontró el camión cargado de perros, que iban al matadero, “dicen”, pero mi hermano Pepe, ve a Sanye dentro del camión. Abrió la puerta trasera y todos los perros saltaron del camión felices y contentos por pata por todo el pueblo. Mi hermano habló con el señor cuyo nombre he olvidado advirtiéndole que la próxima vez sería diferente y él comprendió. Sanye y Mecánico, mueren de viejos y los demás tuvieron más mala suerte. Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, porque el tiempo, es el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.

 

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