ANTONIO PASTOR A.*
Uno puede pensar en lo que supuso la aparición del carbón y el vapor a principios del siglo XIX, o posteriormente la electricidad, el motor de explosión y el desarrollo de la química a principios del siglo XX. La cuestión más importante pasa, por la manera en la que el mundo digital está transformando el proceso de producción de la industria y los servicios.
Incluso cuando desde la administración pública española, está en proceso de mejora de los servicios públicos, pero a través de ello induce también hacia la demanda tecnológica capaz de crear un clúster de empresas, que no digo monopolio, que tengan la capacidad de desarrollar esa tecnología y exportarla.
También los servicios son muy importantes e innovan, pero los servicios no hacen I+D. Aunque tengan procesos de innovación también muy importantes, y muchas veces tan apropiables como una patente industrial, no entran tan claramente en la estadística. Sería interesante estudiar cómo incorporar a la estadística la innovación en los servicios, especialmente en el campo digital.
En este asunto la Europa del norte, pueda tener ventaja. De ahí la importancia del desarrollo del 5G, que prácticamente elimina la latencia, a partir de los campos en los que ya somos buenos. Los coches, no de mañana, sino los de dentro de un rato, van a ser digitales, van a ser coches con conectividad, van a recibir todas las señales de tráfico y van a tener incluso la posibilidad de conducir, como ya lo hemos visto, solos.
El desarrollo tecnológico-digital en el sector turístico también es importante. Podríamos saber el país de procedencia de un turista, cuánto tiempo ha permanecido en nuestro país, lugares visitados y dónde se ha alojado. Ya se está trabajando en ello. E intentando resolver algunas cuestiones importantes que se plantean como el anonimato y la depuración de los datos. Esto sería una aplicación directa de la tecnología digital para conseguir información.
¿Pero qué hacemos con los miles de millones de datos que genera el sector turístico? La inteligencia cognoscitiva y el big data van a revolucionar muchísimas cosas. Dani Rodrik, un gran economista, ya predice en uno de sus artículos que probablemente el big data va a destrozar los veinte o treinta últimos años de teoría económica. Y es posible porque contaremos con los análisis de cómo opera el consumidor, qué es lo que hace. Y tendremos que basarnos en modelos teóricos que tratan de interpretar una realidad compleja.
En el siglo XXI tenemos dos revoluciones tecnológicas en marcha: La digital y la energética-medioambiental. Se trata de dos revoluciones tan rupturistas como fueron las equivalentes cien y doscientos años antes. En este sentido el futuro de la Agenda Digital es infinito. “Es un proceso que sobrevivirá a las legislaturas y que tenemos que ir iniciando y tomar consciencia como país”. Álvaro Nadal Ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital. (Fundación Ramón Areces).
*AIPET.
