Cuando unos amigos míos fueron muy lejos, que ni recuerdo el nombre del lugar, pero sí recuerdo que era porque deseaban ver los Templos de los monjes Budistas, se encontraron con un mundo nuevo totalmente alejado de las tecnologías y nos pasa como cuándo escuchamos a un locutor de radio, tenemos que imaginar como podría ser físicamente y en la mayoría de los casos nos equivocamos.

Comentaban mis amigos, que antes de subir a lo más alto de la montaña, tenían que dejar los teléfonos móviles porque está totalmente prohibido tomar imágenes o vídeos del lugar y menos aún del Templo. En uno de los Templos llevan cientos de años un grupo de monjes tocando la flauta y jamás nunca existe ni un segundo de silencio, porque los monjes flautistas van rotando con tiempos marcados y esta cultura tiene su encanto.

El mundo entero está cambiando y ahora las prisas están quedando atrás, para ir acostumbrándose a ser un poco Budistas, relajados y felices sin prisas, mientras no falte la salud y la comida obviamente.

Ahora no existen las colas de coches en los McDonald para recoger los pedidos y la mayoría de las personas que esperaban para recoger sus pedidos en los coches tenían prisa, pero realmente no tenían qué ir a ningún lugar. Estaban dando vueltas a la misma rotonda hipnotizados por el sistema de una sociedad de consumo, donde muchos de los seres humanos salían a la calle, cuando anunciaban grandes rebajas de cualquier producto, porque tenemos millones de habitantes en el Planeta para dar y regalar. Resumiendo todo esto, creo que a pesar de tener infinitas posibilidades para pasarlo bien y ser felices, gran parte de la humanidad es muy aburrida, cansina, monótonas, creo. Por eso el hecho de estar confinados en casa, a pesar de los pesares está obligando a reflexionar formándose una Revolución, un cambio y a mejor, valorándose especialmente la Libertad, que ni tiene precio, pero no la libertad solamente para salir cuando hay rebajas, sino cuando también hay buen tiempo.

Mis amigos después de visitar los Templos Budistas, cambiaron a mejor, no quiero decir que se convirtieran en monjes.

Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, porque el tiempo es el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.

Por: Juan Santana.