Noticias Tenerife Juan Santana | Su madre lo parió en la cocina hace 77 años

Juan Santana | Su madre lo parió en la cocina hace 77 años

Hace 77 años nace mi amigo Walter en la misma cocina dónde su madre trabaja sin tiempo de llamar a la matrona y llega al mundo oliendo a papas fritas, frituras y con el tiempo, él sigue el mismo camino. Crece en Roma, viaja por el mundo, hasta Noviembre de 1.984, que llega a Tenerife, trabajando día y noche hasta cumplir su sueño, la cadena de Pizzerías Little Italy, llegando a tener más de 600 trabajadores, se dice fácil. A sus 77 años cada día podemos ver a Walter sentado o paseando por Los Cristianos, tomando su café muy relajado, echándose su cigarro con aquella cara de felicidad, celebrando que su Vida no ha sido desaprovechada.

Actualmente tiene dos restaurantes en Los Cristianos, un Little Italy y el Martini, además de un Bed & Breakfast en la zona alta de San Eugenio, pero es su amada Ligia, quién organiza cada mañana, para que los comensales sean felices con quince personas trabajando, quince bocas que sobreviven gracias al buen hacer. Cuando estoy hablando con Walter, llega Ligia, con un regalo para Walter con todo el cariño del mundo para este hombre que conozco desde el año 1.994 y hablamos poco, pero no hace falta hablar mucho, las miradas hablan y nuestras miradas tienen el máximo respeto por una carga de experiencias de todo tipo y formas en el camino de la vida.

Cuando pregunto a Walter si piensa volver a Roma, responde, ¡No!, un no muy claro y rotundo, porque siente ser canario, está hecho a la actitud del isleño, algo parecida a los italianos, con sus pequeñas diferencias. Tiene un hijo de 47 años que regenta un Restaurante Martini, en la zona del Torviscas y es la semilla que deja en este planeta habitado por aproximadamente 7.000 millones de personas, dónde cada uno tenemos nuestro libro con infinitas páginas. Walter dice que la curiosidad es un ingrediente importante del buen cocinero con la obligación de conocer su entorno, los productos de los mercados y después a través de las manos, jugar y hablar con los platos. Walter no se casa con ningún plato, le gustan todos y habla con la comida, como si fueran seres vivos, porque las personas, los animales y las plantas son seres vivos. El mensaje más brutal que Walter fomenta a esta sociedad, es que la Vida es trabajar, sonreír, intentar ser feliz porque no hacerlo, sería estar totalmente equivocados, compartir, ayudar a los demás, llevarse bien con todas las personas, sin mirar sexos, razas ni religiones. Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá. Especialmente gracias a Walter.

Por: Juan Santana.

 

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