Por Juan Santana.
Hola a todos, ¿Como nos encontramos en este momento?, espero y deseo que estés bien, relajado, con ganas de vivir y siempre intentando ser feliz, porque no hacerlo, sería estar totalmente equivocados. Gracias por regalarme un poco de tu tiempo, leyendo la carta, porque el tiempo es el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.
Cuando has leído millones de páginas de infinitos libros, periódicos y revistas o has escuchado miles de horas programas de radio, con interesantes tertulias, sin olvidar esos programas de televisión de cualquier formato y no hemos aprendido, es que somos más tontos de la cuenta, porque es obvio que siempre seremos ignorantes o imbéciles, para algunos o muchos.
La ignorancia tiene sus grados en cada persona, porque todos tenemos nuestro grado de ignorancia, sin ánimos de insultar y todos o casi todos, queremos ser protagonistas cuando comentamos en las redes, o en cualquier reunión de amigos o conocidos. Si con el paso del tiempo, no hemos aprendido, que los seres humanos, somos inhumanos, porque tenemos demasiadas pruebas en esta sociedad tan compleja, es porque…repito…somos más ignorantes de la cuenta.
En el planeta, existen personas sufriendo al más no poder, pero mientras estén lejos, serán ignorados por las personas que estamos viviendo de mejor forma. Estaremos de acuerdo, que cuando vemos en las noticias, los sucesos macabros, soltamos por nuestras bocas, frases como, “Que pena, que injusticia, eso no puede ser, fuerte mierda o …….. otras muchas”, pero llegamos hasta ahí. El planeta está lleno de inteligentes, sabios sin títulos que hablan con toda la seguridad del mundo mundial y la verdad es revolución. Ejemplo tenemos en los políticos, que son dioses, pero porque viven como Dios, con un buen sueldo y desgraciadamente la mayoría tiene un trabajo extraño y es darse por saco continuamente mutuamente en los medios de comunicación, durante cuatro años, para intentar agarrar la teta del poder, para poder hacer lo que puedan poder hacer.
Obviamente todos sabemos que una vez entran al Ayuntamiento de cualquier provincia, comenzarán a contratar, conocidos, familiares, personal de confianza y punto pelota, porque esto funciona así, desde épocas ancestrales. ¿Nos importa algo que enchufen a sus familiares y amigos?. No, pues no nos importa nada y tenemos una frase famosa que dicen, “Yo haría lo mismo”.
Cuando escribo con estos enredos, simplemente busco reflexionar entre los más inteligentes, porque están los ciegos y sordos, además de no tener ni mera idea de que va todo esto. En la carta anterior, sobre el tema de Venezuela, podemos leer algunos comentarios de lectores que han nacido con la suerte de tener quién les mantienen desde su nacimiento y sin embargo no lo tienen claro, porque no han tenido la educación de la lógica y pura matemática y confieso que a veces siento deseos de invitarles a tomar algo para mirarnos a los ojos y hablarles claro y profundo.
El título de la carta, es para despedirme y compartir aquel año que tuvimos un accidente de coche en Bristol, donde afortunadamente no hubo daños graves y personales. La Policía de Tráfico, nos alcanza al mejor hotel de la zona y era de esos hoteles salados en precios, porque sus clientes son jugadores del golf, pero teníamos en ese momento algo de buen dinero y pedíamos incluso a los camareros que nos llevaran cena y desayuno a la habitación. Por la mañana recuerdo, tocar la guitarra bailando, junto al personal de limpieza, que reían sin parar y cuando fuimos a pagar, resulta que nos invitaron a todo. La directora del hotel, era una visitante de Tenerife cada año y comentó que hacía mucho tiempo que no reía tanto con mis tonterías y hablamos de ahorrarnos aproximadamente quinientos euros en ese hotel. ¿Qué quiero decir con esto?. Que el factor suerte, tiene su puesto señalado, que cada uno va a lo suyo y que si te mueres, a los aproximadamente siete mil millones de personas que habitan en el planeta, les importarás un rábano.
Un saludo a todos.