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Los expertos avalan el patrimonio militar reciente como baza turística de Santa Cruz

El Ayuntamiento impulsará un acuerdo con el resto de administraciones para regenerar las baterías del litoral y “mostrar la guerra para la paz”

El patrimonio militar de Santa Cruz de Tenerife y, en concreto, aquel más reciente que incluye las baterías del litoral levantadas en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, constituye una baza turística de enorme potencial. Esta es una de las conclusiones alcanzadas durante el Encuentro Internacional de Patrimonio Militar Reciente, celebrado hace dos semanas en el cuartel de Almeyda, organizado por la Concejalía de Patrimonio Histórico de la Corporación.

Los expertos coinciden en que este patrimonio militar debe entenderse como un recurso “histórico, turístico y, sobre todo, de divulgación y de concienciación social con el objetivo de mostrar la guerra para la paz” en Santa Cruz.

Precisamente, la concejal de Patrimonio Histórico, Yolanda Moliné, ha adelantado que, a raíz del citado encuentro, promoverá un acuerdo con el resto de administraciones con competencias en la materia –Cabildo y Gobierno de Canarias- para desarrollar acciones que permitan su aprovechamiento turístico y cultural.

El documento de conclusiones recuerda que Santa Cruz de Tenerife siempre tuvo, desde la Conquista, fortificaciones en su litoral. Así, de norte a sur, llegó a tener más de una decena de fuertes, baterías y castillos que hicieron de ella la plaza fuerte del Archipiélago hasta el siglo XVIII.  Ese mismo modelo se siguió en los dos siglos siguientes, con un rosario de nuevas baterías creadas en el último tercio del XIX y en los años 40 del XX.

Desde mediados del siglo pasado un buen número de fortificaciones recientes y no tan modernas fueron pasto del crecimiento urbanístico y portuario de la ciudad, que provocó la desaparición, incluso, del castillo de San Cristóbal, emblema de la defensa chicharrera desde mediados el XVI.

Las pocas que quedan ha perdido el uso militar, salvo Almeyda, y han quedado en estado de abandono.

En la actualidad, existen en el litoral de la capital una serie de  baterías y sus elementos de apoyo (telémetros y proyectores) levantadas durante la II Guerra Mundial en ruinas. Buena prueba de ello se puede ver en San Andrés, enclave donde se levantó la primera batería de defensa de la costa de la Isla en esos años y hoy desartillada y sin mantenimiento alguno.

Los expertos aconsejan proteger tal destacamento con urgencia, más si cabe por su ubicación en un lugar tan característico del municipio y del macizo de Anaga, que es, además, Reserva Mundial de la Biosfera.

De igual manera, las baterías del Bufadero y San Francisco se presentan hoy a los ojos del transeúnte como fortificaciones en ruina, con pérdida de su estructura y de los asentamientos de piezas de artillería.

En esta dirección, se observa la necesidad de mayor protección y valoración de ambas como representación de las infraestructuras de defensa de finales del XIX. De ellas, la de San Francisco presenta mayores posibilidades de recuperación, en gran medida por el estado legal de esos terrenos y el emplazamiento en donde se sitúa.

Trabajo previos

En consecuencia, los especialistas proponen la elaboración de estudios previos, mediante un programa de actividades coordinadas y adaptadas a las necesidades del bien cultural.  Así, se deberá constituir un equipo interdisciplinar para profundizar en los análisis del bien defensivo y revisar el estado actual del conocimiento, desde distintos puntos de vista (arqueológicos, históricos, arquitectónicos, de gestión…). Mediante estos estudios se recabará la información precisa, tanto de titularidad de los terrenos, como gráfica, planimetría y patológica sobre el estado actual de la instalación.

A partir de ese momento, se estaría en condiciones de delimitar las prioridades del trabajo a desarrollar para inventariar ese patrimonio y elaborar un plan de protección efectivo, que habrá de incluir un estudio sobre la potencialidad turística del mismo y la prospección de líneas de financiación europea a este respecto.

Una vez acometida esta fase, se redactarían los proyectos de gestión cultural y proyección turística, ya que los cambios de uso deberán venir inexcusablemente acompañados de un proyecto de gestión que favorezca la sostenibilidad real de la intervención propuesta. Estos proyectos deberán tener en cuenta las herramientas legales de protección y el marco jurídico adscrito al bien; el contexto y la vinculación histórica con el territorio, así como de la identificación social con el bien cultural, y un análisis de los recursos humanos, turísticos, económicos, culturales y geográficos que acompañan al bien cultural objeto de estudio.

Visita de campo

El Encuentro sobre Patrimonio Militar Reciente tuvo lugar los pasados 23 y 24 de junio e incluyó seis comunicaciones, además de visitas guiadas a las baterías del litoral chicharrero.

El equipo de coordinación del citado evento estuvo coordinado por José Juan Cano Delgado, doctor en Geografía y consultor en patrimonio y turismo alternativo; Miguel A. Noriega Agüero, geógrafo y experto en patrimonio histórico militar, y Fabrizio Santini, responsable de la Carta Europea de Turismo Sostenible en el Geopark UNESCO de las Colinas Metalíferas de La Toscana (Italia).

 

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