Por Juan Santana.
Tengo el antojo si el director de este periódico lo permite, picar a Richard el Jefe del taller situado en la calle principal de El Fraile, en el sur de Tenerife, a ver si picándolo bien, aunque sea pega un grito, porque lo conozco desde 1.999 y jamás gracias a Dios, lo he visto mosqueado. Les presento de izquierda a derecha en la foto adjunta a Humberto, ayudante de risa contagiosa, motorista de los más rápidos, con una moto, que todavía no se la marca, montado en ella, es un poco chulito. Es normal que presuma de moto, porque es una máquina muy veloz capaz de coger por lo menos, 80 kilómetros cuesta abajo, pero sin viento, porque como haya un pizco viento, va a ser que no.
Luego tenemos a José, en la parte derecha, que llega desde Venezuela a Galicia, hace un millón de años, pero lleva en El Fraile con Richard, quince años y pudo escapar de la crisis con el trabajo, porque el local es propiedad de Richard, sino, sería imposible sostener una simple nómina, pero las cosas han cambiado a mejor. Aprovecho ahora que no está Richard, para comentar, que José, es el máquina como mecánico, incluso mejor que el mismo Richard y espero que Richard no lea el periódico, para no tener problemas cuando estemos frente a frente. Todos sabemos que es broma, para calentar un poco el ambiente y la verdad, es que deseo felicitar a estos tres seres humanos, por su buen rollo como compañeros o mejor dicho amigos de alma y la prueba está, que no salen corriendo cuando termina la jornada, sino que a veces sacan una sartén, tiran las chuletas o chistorras dentro, amasan un pizco gofio, buen vino o cerveza y comparten anécdotas.
Llevo el coche un sábado a un taller, no recuerdo su nombre para cambiar una bombilla delantera, el cuarto luz y fue imposible por tiempo, porque era una media hora de trabajo (era complicado el sistema) y estaba a tope. Estuvo el coche rodando con una bombilla sola, hasta que fui a Richard. Los sábados cierra el taller de Richard y fui entre semana por la tarde y en menos de cinco minutos, José cambió la bombilla, puedo jurarlo, es decir, merecen un artículo. Desde aquí felicito a Richard, a Humberto y a José y a todos los mecánicos, camareros, albañiles, panaderos y a todos los compañeros en general, que tengan buen rollo entre ellos, porque esa es la actitud para ser más felices y no entraré en más detalles. Gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, porque el tiempo, es el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.
