Noticias Tenerife Dedicada a los lectores, especialmente a quiénes leen mis artículos

Dedicada a los lectores, especialmente a quiénes leen mis artículos

Por Juan Santana.

Primeramente confesar que no tengo el título de periodista, soy colaborador, mientras la dirección acepte. En las redes sociales tenemos cada día una media de aproximadamente 3000 millones de comentarios, millones de canciones, noticias infinitas y somos aproximadamente 7.000 millones de personas en el planeta. Hoy tenemos la gran suerte de poder comunicarnos, para demostrarnos a nosotros mismos, que la gran mayoría está sola y perdida Dios sabe dónde. Todos los lugares visitados son puntos de encuentro y para mí, toda persona que escriba es un escritor, hablar de bueno, mejor o peor, sería entrar en detalles, personales o sociales. Como siempre digo estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.

Los lectores (personas), leemos en silencio o en voz alta, para nosotros mismos o para los demás y comparto un poco de la Wikipedia, dónde escriben libremente como todos los afortunados del planeta, leo que los lectores están divididos, en “Académicos”, son los profesores que enseñan en su lengua materna en universidades extranjeras, en departamentos universitarios de lenguas modernas o en centros de idiomas que dependen de las universidades. También puede impartir cursos de literatura y la mayoría de las universidades de Europa tienen lectores en sus departamentos de Filología moderna. Se exige para ser lector, como mínimo, tener el título universitario de una filología moderna, si bien las universidades inglesas exigen también el título de doctor para acceder a este cargo.

Está el lector “Eclesiástico” que lee escrituras sagradas en un oficio religioso y en la Iglesia ortodoxa recibe del obispo una ordenación menor, formando parte del clero, mientras que en la Iglesia católica, según la Ministeria quaedam del papa Pablo VI es uno de los ministerios laicos. Y está el lector “Cinematográfico”, en algunos países como Polonia, donde en lugar de doblar o de usar subtítulos en las películas, es la persona que lee o relata a los espectadores lo que va sucediendo. Esto también se conoce como traducción de Gavrilov. Históricamente, en las fábricas de puros los sindicatos o los propios empleados de la fábrica por medio de colectas, pagaban a personas para que leyeran libros o periódicos a los trabajadores mientras trabajaban. Esta tradición surgió, aparentemente, en Cuba, donde aún se practica. En los Estados Unidos terminó tras la huelga de cigarreros de Tampa en 1931… Cada uno con su rollo.

 

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