Echo de menos las tertulias interesantes entre amigos y conocidos, dónde todos queremos coger el don de la palabra, con aquellas subidas de adrenalina y según cómo, dónde y con quién son más o menos interesantes.

Somos la suma de todas las personas qué conocemos a lo largo de nuestra vida y en mi caso personal presumo para bien y para mal, conocer desde los más honrados hasta los más mafiosos. Conozco a sacerdotes homosexuales y no homosexuales, policías legales e ilegales, traficantes, clases de vividores y vividores con clase, personas muy malas y otras demasiado buenas, asesinos qué cruzan la calle para darnos un abrazo y aquel otro amigo preguntó, ¿Tú abrazas a ese asesino? Y responderle, No sabía que era un asesino, de lo qué estoy seguro es de qué él fue quien cruzó la calle, que no sé ni cómo se llama y en las tres o cuatro veces que hemos hablado, hemos conectado, no hay más.

Echo de menos poder visitar a mi familia, especialmente a mi madre cuando sale del alma, que siempre sale. Echo de menos mis aproximadamente trescientas tortillas al año, porque estoy enganchado a la tortilla como un drogadicto a la heroína. Echo de menos a los dos vividores de más de sesenta años, que jamás trabajaron en subida ni en bajada cuando uno de ellos me pregunta, ¡Juan!, ¿Crees que valía la pena trabajar para los millones de mamones que hay en España? Estimado lector, ¿Qué respondemos?

Conozco empresarios que curraban veinticuatro horas diarias y digo curraban en este momento, porque ahora mismo no curra nadie especialmente en el ramo de la hostelería. ¿Sabes que te digo? Con todos aprendí y aprenderé siempre, porque las matemáticas jamás se equivocan y dos más dos suman cuatro porque dos y dos son veintidós.

Felicidades a todos los políticos que en estos momentos están cobrando sus buenos sueldos y a quien no le guste que se jeringue.

¿En cuántas manifestaciones estuviste luchando por un mundo mejor?. La igualdad no existe por mucha Ministra Montero que salga en Sálvame Deluxe, mentiras las justas.

Echo de menos a mis verdaderos amigos, quiénes saben cómo es hasta la cama dónde duermo.

Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.