El de Portoplano, sabía que era un pensador e intelectual, que ese era su oficio no remunerado, siempre había intentado al buscar verdades con bondad, dar un poco más de felicidad al mundo y al ser humano concreto. Pero, si alguien investiga alguna enfermedad, aunque no encuentre solución es estimado por la sociedad, pero si alguien se dedica al terreno de las humanidades o del pensamiento o de la filosofía a intentar curar alguna patología o mal o enfermedad, nadie lo valora. Menos aún, si no es profesor en la universidad o en el sistema educativo.

– El mundo humano y la humanidad no encontrarán la paz, si las religiones y sus teologías y sus fieles, no buscan o encuentran modos de paz. De paz social y de paz entre los grupos. Alcanzar la paz, hay que utilizar muchos modos y medios y teclas, pero una de las más importante es la paz entre las religiones, al menos las grandes religiones, y las religiones medianas o pequeñas… Todas las fuerzas que mueven el mundo, pequeñas o grandes, deberían plantearse buscar y crear un Foro Internacional Permanente de las Religiones. Y que entre ellas hablen y dialoguen, y busquen acuerdos y la paz. La paz como valor máximo de los humanos y de los pueblos…

Miraba, encerrado dentro de si mismo, el de Portoplano, intentaba mirar-admirar el mundo exterior y no solo el interior. Comprender-entender lo que soy y lo que somos, lo que estamos y lo que no estamos. Aquí, aquí en la realidad de las palabras y de los hechos.

El de Portoplano había llegado a la conclusión, que muchas personas no leen, porque no quieren ponerse en crisis sus pensamientos anteriores, sus ideas y sus emociones. Cierto, que otros, no tienen tiempo, las obligaciones de todo tipo de la vida-realidad no les permiten, nada que intentar vivir y sobrevivir. Con las ideas que han ido adquiriendo con ellas sobreviven y entienden el mundo. Pero la falta de lectura, se supera con los medios audiovisuales actuales y teleinformáticas.

– Tanta arrogancia, tanta soberbia, tanto caer en un mal y en otro, por parte de unos y de otros, de todos, de individuos y colectividades y sociedades, y ahora, un simple virus, más pequeño que la punta de un pelo humano es capaz de poner de rodillas a toda la humanidad. Mejor sería que aprendiésemos a ser más modestos y humildes, y desde luego intentar ser mejor personas, y no caer, cada uno en tantos errores morales graves…

– La vida, tu vida es de Dios, tú, tú vida debes utilizarla de forma correcta y adecuada, racional y moral. Ese es tu deber cuidar tu vida en dignidad y honestidad y en moralidad, y según las leyes de Dios, que son las leyes de la Naturaleza.

– El mundo dolor-sufrimiento-angustia-pena-desesperanza no puede llevarte a la desesperación de quitarte tu vida, porque tu vida es tuya, pero también es de Dios, y de alguna manera también es de toda la humanidad. Porque la humanidad, pasada y presente y futura, espera que tú cuides tu vida…

– ¿Si se demuestra que existe vida inteligente en el universo, en nuestra galaxia, y entramos en contacto con ella, qué sucederán con cientos de cuestiones y concepciones que los humanos tenemos? ¿Y, si no existe, o no ha existido, solo nosotros, no estaremos demasiados solos en un universo de miles de millones de galaxias…?

– ¿Hemos entrado en una fase histórica, en la cual se producirán cada década o veintena de años una epidemia mundial, como una forma de autocontrol demográfico…? ¿Surja de forma natural o surja por la presión con el ambiente natural o por entrar en contactos con microorganismos, de otras especies vivas, etc.?

– En un sistema que se alaba tanto los derechos humanos, muchos han o hemos perdido la humanidad, ese amor o empatía hacia los demás, sean de un color o de otro, por dentro o por fuera. Solo amamos a los que creemos tienen el mismo color ideológico por dentro que nosotros. A los que no los tienen, les cierran, una y otra vez, las puertas, o se las abren a otros, de sus mismos colores… ¡Pero, ya se darán cuenta, cómo irán cambiando de colores, según el viento del poder se vaya moviendo…! ¡Y, lo peor, es que quizás, tú eras de su mismo color, pero con otro tono, pero no lo querías decir, porque temías a unos y a otros, porque nunca olvidarás, como hace décadas, demasiados durmieron siendo de un color, y amanecieron de otro…! ¡Y, y encima, sufrieron el síndrome de Torquemada, para ellos y ellas demostrar que eran los católicos más antiguos, tenían que perseguir de una manera y de otra, a adversarios imaginarios, que quizás, eran y habían sido siempre de ese color o de otro, pero con otro tono, o solo querían la paz y la tolerancia y el progreso y los derechos humanos…!

– Has fracasado en muchos aspectos de la vida, no en todos, pero encima, eres el malo, y… Siempre has intentado seguir las normas morales de siglos, las leyes de tu sociedad, el sentido común y la racionalidad y la prudencia y el humanismo, y encima tú eres el malo, y los demás, que han hecho lo que han querido cuándo han querido, encima esos son los buenos y los triunfadores…

El de Portoplano sabía, había entendido, después de décadas de observar y reflexionar y analizar y leer y estudiar y pensar, que la gran lucha, siempre era la misma, entre el bien y el no-bien, entre el bien y el mal. Y, cada ser humano, cada minuto de su existencia tiene que acercarse al bien y alejarse del no-bien. Esa es la gran batalla de cada ser humano, y por eso, por eso somos seres humanos racionales y con alma espiritual. Todo es esto, lo demás, es adjetivo y secundario comparado a esta cuestión…

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