Noticias Tenerife Agradecimiento de Limpieza en Arona y mi padre con Juco en Gran Canaria

Agradecimiento de Limpieza en Arona y mi padre con Juco en Gran Canaria

Por Juan Santana.

Todo el equipo de Limpieza del sur de Tenerife, desea agradecer a todas las personas que han juntado tapones de botellas y garrafas especialmente, porque sin esperarlo en unos pocos meses han juntado aproximadamente 7000 kilos que se dice pronto. El Concejal de Limpieza José Luis, se puso en contacto personalmente conmigo para explicarme por encima el proceso de este maravilloso y gran proyecto, con el cual podrán conseguir una silla de ruedas con batería para el afortunado discapacitado. También hablamos con José el gran jefe de la empresa de limpieza y comenta, que es emocionante ver como muchos vecinos llaman incluso para recoger dos o tres kilos y con tanto entusiasmo, que es digno de compartir. Desde Arona, irán para Güimar y luego a Madrid, pero el Concejal vía telefónica comenta, que enviarán un correo a eldigitalsur, dónde colaboro, explicando con peros y señales, cómo, cuándo y dónde van dichas tapas. Estimado lector, gracias por regalar un poco de tiempo leyendo, porque el tiempo, es el tesoro más valioso del ser humano, el tiempo pasa y jamás volverá.

Invito en esta carta a mi padre en paz descanse, que está junto a Juco el perro majorero en el sur de Gran Canaria (Sardina  del Sur). En el año 1.985 compraba alfalfa en la zona de Guanarteme para dos cabras que cuidaba en una azotea en plena ciudad, ditosadios. Santiaguito, era el dueño de las plataneras y tenía dos perras preñadas que parecían tigres. Le dije que si los viernes le traía una caja de carne, me regalaba un perro y responde, que si le traigo, elijo el perro que quiera. Las dos perras preñadas parieron casi al mismo tiempo y una de ellas mató a sus crías, amantando a las crías de la otra madre. Cuando vi las crías decidí quedarme con este majorero y Santiaguito tuvo problemas con su yerno, porque también quería este perro, pero la palabra es la palabra. En esa época trabajaba en el Sioux City el poblado del Western dónde había caballos y el veterinario de la empresa, echaba un ojo al perro cuando iba por la zona. Juco era especial, ladraba muy poco, era demasiado bueno, mirada cariñosa, y la primera vez que ladró con casi tres meses, fue un ladrido tan brutal, que cayó hacia delante, pegándose un leñazo en la parte baja del hocico.

Siempre he pensado que tal vez esa caída fue un trauma para el perro y por eso ladraba poco, pero cuando ladraba que asustaba, era demasiado ronco y con demasiado volumen. Estaba casi siempre conmigo y tengo muchos buenos recuerdos y el mejor, era cuando mi hijo con pocos meses, iba montado encima como si fuera un caballo. Iba en mi Renault cuatro latas en horas nocturnas y una noche a la una de la madrugada, un chico iba caminando por el arcén haciendo auto stop y paré para llevarlo. El chico tenía una cicatriz en el labio y me dijo, “Es raro que alguien pare a estas horas de la madrugada” y respondí, “Mira el sillón trasero” y fue tal el susto, cuando vio al tigre sentado detrás que no hablaba, pero le dije que no se preocupara, que era muy bueno. Pasó el tiempo y la azotea de casa se le hizo pequeña y decidimos que trabajara cuidando cabras a unos metros de la casa de mis padres en el sur de Gran Canaria, dónde tenía miles de metros de tierra para correr y Vivir con mayúscula. Aprovecho esta historia con la de los amigos del Personal de Limpieza de Arona en Tenerife, para fomentar el buen rollo entre islas, que ya tenemos, pero para regar un pizco.

 

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